Llevamos bonitas camisetas, pantalones, vestidos, faldas e incluso confeccionamos disfraces y uniformes de trabajo. Ahora mismo este tema nos parece algo obvio, algo que está ahí y que siempre lo estará, pero la realidad es que hace miles de años vestíamos pieles de animales para cubrirnos del frío e íbamos desnudos cuando hacía calor. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿A quién debemos el invento del telar?
Gracias a los telares, desde hace miles de años, los artesanos y posteriores profesionales del sector, consiguen crear tela a base de hilos que obtienen gracias a diferentes materiales como la seda, que proviene de los conocidos “gusanos de seda” y sus capullos.
El proceso es sencillo, aunque sin estos telares habría sido complicadísimo de llevar a cabo. Los hilos se alternan por encima y por debajo de la trama para ir creando tejidos y telas con materias primas provenientes de animales como la lana o el mohair, por ejemplo, y fibras vegetales como el algodón, el lino, el yute, etc.
Un poco de historia
Pero ¿dónde nació el telar? Pues, como pasa con muchas cosas, fueron las civilizaciones chinas y de Oriente las que empezaron a usar el telar manual mucho antes de que este llegara a Europa. La tradición china ubica su invención en la época del Emperados amarillo, pero no debemos descartar la posibilidad que señalan algunos expertos que, aseguran, que el telar fue inventado por los indígenas sudamericanos.
El telar de pedal fue inventado en el siglo X y en 1589, el clérigo William Lee, inventó el primer telar para medias. Y es que antes todo se hacía manual, y era e tejedor quien debía realizar todos los pasos del proceso, pero en 1733 llegó la mecanización del telar de la mano del británico John Kay. Se trataba de la lanzadera volante, un telar que consistía en un mecanismo de palancas que empujaba la lanzadera e iba moviendo los hilos. Y ya en 1801, Joseph Marie Jacquard perfeccionó el telar creando el modelo que lleva su nombre, el telar Jacquard. Desde entonces, todo han sido adelantos de innovaciones que aumentaban la velocidad de tejido y la efectividad del proceso.
Según Jorge Sempere, experto en la fabricación de telares, el telar actual sigue teniendo la base de aquel entonces, aunque a priori no lo parezca debido a la modernización, tecnologización y actualización del proceso.
Actualmente, mediante los telares modernos, no solo se pueden crear tejidos mucho más elaborados, sino también figuras y telas con todo tipo de dibujos.
El conocido telar criollo sudamericano es, en realidad, una copia de un telar originario de Europa que los colonizadores llevaron hasta el nuevo mundo y que se difundió por todo el noreste de Sudamérica. De hecho, aún hoy en día, muchas tejedoras de esa zona sigue utilizando este telar.
La Ropa
El telar fue un adelanto increíble en su época para poder confeccionar ropa con la que vestirnos pero ¿Cuándo empezó el hombre a vestirse?
Recientemente se encontró en Georgia unas fibras de lino que cuentan con 34.000 años de antigüedad. Este tejido tiene cierta complejidad para ser fabricado porque implica que, para tener esa materia prima, previamente el ser humano debía saber algo de agricultura, al menos la suficiente como para producir cantidades de lino suficientes como para crear prendas. Eso nos lleva, por tanto, al Neolítico y eso podría significar que en el Paleolítico no existían las prendas y, por tanto, entre uno y otro periodo es donde encontraríamos el punto de inflexión que llevó al ser humano a vestirse.
Los expertos han llegado a un punto en el que parecen estar de acuerdo sobre este tema, que ya el Homo Erectus y el Homo Ergaste pudieron utilizar prendas simples, por lo que ahí podemos fechar, más o menos, la costumbre de tapar nuestros cuerpos con pieles de los animales que nuestros antecesores cazaban, es decir, hace un millón y medio de años aproximadamente. Y así, lo que empezó como una manta enrollada por el cuerpo paso a ser atada, cosida y remendada con el paso de los años.
Tampoco podemos olvidar que hace unos 120.000 años empezó una glaciación, la última hasta la fecha, que provocó que el clima de todo el planeta fuera increíblemente frío y mantenerse caliente era cuestión de supervivencia. Debido a ello, sabemos que los Neardentales o Denisovanos ya utilizaron prendas de vestir muy elaboradas (para la época) e incluso utilizaban adornos como conchas y plumas por lo que la ropa pasó de ser meramente útil, a ser también ornamental.
Así que si hoy en día lucimos bonitas camisetas o preciosas faldas, no debemos olvidar que fueron la evolución, los cambios climáticos y el paso del tiempo, los que nos llevaron hasta las últimas tendencias del siglo XXI en las pasarelas de Milán o Nueva York. Curioso ¿verdad?