La historia de la joyería a nivel internacional se remonta tantos siglos atrás que muy pocos sabrían por dónde empezar. De hecho, si hablamos de “joya” como ornamento con piedras o metales preciosos tal vez podríamos su aparición al descubrimiento de tales piedras, sin embargo, si por “joya” entendemos cualquier abalorio que ha usado el ser humano para adornar su cuello, manos, u orejas, entonces sí que es prácticamente imposible buscar el nacimiento de la misma.
Sin embargo, la historia de la joyería en España sí es más fácil de analizar, y no porque sus orígenes sean muy diferentes a los del resto del planeta, sino porque podemos ceñirnos a las joyas de la corona de España para poder analizar la situación.
La corona de España tiene joyas que pueden ser divididas en tres grupos:
- Objetos litúrgicos
- Joyas de los palacios reales
- Joyas personales de soberanos
Dicho esto, y teniendo en cuenta que el término joya o alhaja se empieza a usar de forma generalizada en la Edad Media, podemos decir que nuestro país posee joyas de renombre, y con gran valor, desde esa misma época hasta el día de hoy. Contamos, por tanto, con joyas de Carlos V, muchas de las cuales tienen origen en el Sacro Imperio Romano Germánico, joyas de los Austrias, de los primeros Borbones, joyas fernandinas y, por supuesto, las joyas de la Corona para las juras, que se componen de:
- La corona real: creada por Fernando Velasco en 1748 de estilo neoclásico.
- El centro real: de mediados del siglo XVII.
- El crucifijo de plata.
Además de todas ellas, la Familia Real española disfruta de una notable colección de joyas privadas que pertenecieron, en su mayoría, a la reina Victoria Eugenia. Sin embargo, si hablamos de España y de joyas o tesoros, no podemos pasar por alto cinco tesoros concretos que cambiaron nuestra historia.
Los tesoros que cambiaron la historia de España
El Tesoro del Delfín: un conjunto de orfebrería de metales nobles y piedras preciosas que sobrevivió, por pura suerte, al incendio que tuvo lugar en la nochebuena de 1734 en el Real Alcázar de Madrid y que destruyó la mayoría de las grandes piezas de la Corte Real. Podemos decir, sin lugar a dudas, que el Tesoro del Delfín salvó la orfebrería española. Además, según los grandes orfebres, este tesoro es de incalculable valor, no solo por las piedras que lo engalanan, sino también por la artesanía que desprende con acabados de gran maestre orfebre. Desde Joyería Lorena nos indican que es una de las más exquisitas colecciones que podemos encontrar en nuestro país.
Las Joyas de Atocha: Tras el atentado a la reina Isabel II en 1852, cuando el cura Martín Merino intentó asesinarlas in éxito, la regente ordenó la realización de un conjunto de joyas al gran orfebre Narciso Soria para donárselas a la Virgen de Atocha, en agradecimiento por haber sobrevivido. Actualmente podemos ver la pequeña corona que se fabricó para el Niño Jesús de la imagen en el Palacio Real de Madrid.
La perla Peregrina: Se halló en 1515 y fue regalada al rey Felipe II de manos del alguacil de la ciudad de Panamá, pero su estadía en España duró poco, ya que en 1808 José Bonaparte decidió quedársela tras expoliar todas las joyas de los borbones exiliados. Cuando murió, la heredó su hermano Napoleón, quien la vendió por motivos económicos. La joya fue dando tumbos entre coleccionistas hasta que se subastó en una joyería inglesa, donde Alfonso de Borbón y el actor Richard Burton se enfrentaron en la subasta. Ganó Burton, como muchos saben, quien regaló la joya a Elizabeth Taylor.
La diadema de lises: se trata de una de las diademas más importantes de la familia real española, formada por tres flores de lis correspondientes al escudo de armas de la casa de Borbón. Nadie, que no fuese reina, la ha llevado sobre su cabeza.
Los rubíes de Niarchos: Es un collar de rubíes tallados en forma de cabujón que Stavros Niarchos, un multimillonario griego, regaló a la reina Sofía de España en su boda. La joya, se hizo tan famosa y conocida, que estrellas como Sofía Loren y Audrey Hepburn decidieron comprar una igual.